18 de enero de 2012

Comprensión de los Problemas de la Vida


Cada circunstancia de vida trae el regalo de un nuevo aprendizaje, en ocasiones se hace más difícil atesorarla... sobre todo cuando sientes una especie de agujero en el pecho por donde sientes un frío que te hiela el alma. En donde te encuentras de nuevo con tus viejos dragones y puede que te encuentres con la cabeza del dragón o con la cola...En esos momentos es cuando se debe poner en practica el observar, sin realizar juicio alguno, para comprender los problemas de la vida... mantenerse en su centro. Porque en esos instantes es donde se logra experimentar el amor en “la nada”.... ese que se percibe cuando se comprende nuestra verdadera naturaleza, sin intentar modificar...sólo ese acto conlleva a una profunda fe.


Aunque en un momento no se pueda comprender el por qué nos encontramos en una situación determinada, es importante no victimizarse... es más bien asumir con plena consciencia la situación, confiando en que en la medida que se comprenda... se percibirá el regalo que trae oculto. Muchos de los que inician una búsqueda espiritual se auto flagelan buscando las causas que originan un conflicto en su vida, en la mayoría de las ocasiones de nada funciona el preguntarse o el intentar buscar posibles fallas tanto propias como ajenas, cuando simplemente puede ser un espejismo final antes de llegar al oasis, puede ser la pieza que falte para completar el puzle de nuestra consciencia.

El proceso de comprender lo que nos trae la vida, requiere fe tanto en Dios como en nosotros y deriva de una consciencia de nuestro valor personal. Sólo comprendiendo el regalo de la experiencia,  sin resistirnos encontramos la alegría del día a día, para ello es necesario que el conflicto de la dualidad desaparezca...dejando a nuestra mente libre de condicionamientos.

Creemos falsamente que nuestra  mente está agitada porque se presentan algunos problemas; y para evitarlos,  se coloca todo el esfuerzo en serenar la mente. Pero es la mente la que ha proyectado esos problemas, y no hay problemas fuera de la mente; y mientras la mente proyecte, jamás podrá estar serena. Cuando la mente,  comprende que sólo estando serena existe la comprensión, entonces ella se aquieta. Esa quietud no es impuesta...ni es resultado de la disciplina; es una quietud que una mente agitada no puede comprender, porque sólo existe en el centro de nuestro Ser… cuando reconocemos lo que somos realmente.

Con amor...Luz




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