28 de marzo de 2011

La amistad


“El amigo, es siempre otro y otro que también me ama. Que me haya amado antes o que la iniciativa haya sido mía, poco importa; la amistad sólo ha comenzado con la reciprocidad”. (Santo Tomás de Aquino)

Uno de las mayores bendiciones con la que puede contar un ser humano es gozar de un “amigo”, me gusta que se diga que la palabra viene de a = sin y migo = yo; es decir literalmente “sin yo mismo” o en otras palabras “sin ego” y es precisamente lo que se requiere para poder disfrutar realmente de una amistad.

Cada una de las relaciones que tenemos en nuestra vida no son más que una nueva oportunidad que nos otorga Dios para amar, cada uno de nosotros se relaciona desde el lugar que mejor lo sabe hacer, porque el gran anhelo del ser humano es experimentar el amor y en oportunidades ocurre que al relacionarnos desde nuestras heridas arraigadas cometemos imprudencias donde se puede herir porque así lo aprendimos en un momento de nuestra vida.

Lo importante es tener un “aprecio = sin precio” por el otro, el otro es “caro” para mí, es una joya por lo tanto no tiene un costo, por lo tanto me compromete en darle por   el placer de hacerlo, porque cada acto es un acto de amor a Dios. Significa el renunciar a nuestra pequeña personalidad y no se entiende como sacrificio porque realmente nada  lo es cuando estamos ambos fluyendo en amor, si bien es cierto que no es nada sencillo pero el hacerlo nos trae una sensación de libertad y plenitud.

Existe un único apego posible en la amistad y es el apego a desear el bien del otro por sobre todas las cosas, es un sentimiento de saber que el otro es carne de de mi carne, es reconocernos como unidos en nuestra existencia aunque pase el tiempo y la distancia se interponga entra ambos. Santo Tomás de Aquino decía que era importante reconocer la similitud, la semejanza en el otro ya que sirve de base para sentirnos parte, reconociendo nuestros puntos afines es que se puede descubrir la verdadera unidad. El fomentar valores afines, donde se comulgue en armonía hace que cada encuentro sea un templo de adoración haciendo que germine la semilla de la solidaridad y el respeto.

El amor de amistad se da por el placer de hacerlo más que por recibir, mas el querer a otro como nos queremos a nosotros mismos implica que existan afinidades  y estas tienen que estar sostenidas en reconocer primero nuestros propios intereses y valores prioritarios y si esa persona que decidí tener como amigo es capaz de vibrar en armonía con ellos, entonces es posible  sintonizar en equilibrio perfecto con aquellos que poseen los mismos principios de vida. En ocasiones las personas rompen lo que les parecía en su momento una amistad verdadera y la mayoría de las veces es porque vamos cambiando nuestros valores y ya no existe mayor afinidad que los recuerdos y el agradecimiento.

La amistad implica unión, la amistad sólo puede nacer entre dos personas comunicadas en la unidad de una determinada perfección. Es hermoso establecer amistades basadas en la virtud de su esencia divina, donde respeto al otro y en esa comunión nos hacemos uno con Dios.

Dedicado a todos aquellos amigos que siempre han estado a mi lado http://www.youtube.com/watch?v=_NWjXHMEfQk

Con amor… Luz

No hay comentarios: