12 de noviembre de 2010

Viaje sin destino


"Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior".
(Oliver Wendell Holmes)

Al momento de venir a esta tierra emprendimos una hermosa aventura, que al final no sabemos del todo a dónde nos lleva…

En oportunidades el camino se vuelve lleno de obstáculos… en otras parece que nos salen alas y tocamos el cielo, el aprender que cada día es una nueva oportunidad para transformarnos… para ir mejorándonos a nosotros mismos o para descubrir nuestra verdadera esencia…


¿Cuánto de nosotros nos preguntamos una y otra vez a dónde nos estamos dirigiendo? ¿En dónde terminaremos? ¿En qué nos convertiremos?... en mí particularmente este tipo de preguntas siempre generaba gran angustia y poco a poco soy más consciente que yo tengo las riendas de mi vida y que no voy a merced de ella, por el contrario voy trazando mi propio destino con cada decisión que tomo en “el ahora”, el único momento real que existe.

En el horizonte se abren infinitas posibilidades para cada uno de nosotros y lo más interesante es que poseemos el pincel para realizar nuestros trazos con maestría en el lienzo de nuestra vida, que mágicamente es infinito y tiene mucho espacio en blanco, esperando ser llenado de hermosos matices.

Una de las claves para disfrutar la ruta, es ir libre de equipaje inservible… ir lo más ligero posible confiando en que lo verdaderamente esencial se manifiesta constantemente dentro de nosotros mismos…

Tengo la sensación de que en nuestro interior llevamos una especie de faro gigantesco que nos lleva a través de nuestro viaje, por el camino perfecto para mi desarrollo y el de toda la humanidad…

Con valentía y alegría sigamos recorriendo juntos nuestro viaje… cuya magia radica precisamente en que siempre llegamos donde queremos llegar seamos conscientes de ello o no y lo importantes es ir dirigiendo el vehículo que nos lleva… lo más conscientemente posible…

Con amor… Luz.

2 comentarios:

Antonio dijo...

Cuando siento que tengo el control de mi vida, es cuando me doy cuenta que realmente estoy fluyendo con ella, aceptando de manera armoniosa la voluntad de Dios, no hay obstáculos, pues estos se convierten en oportunidades, ni desvíos, simplemente un flujo continuo que da sostén a mis alas, me permite contemplar y descubrir lo que hay a mi alrededor, disfrutando de las bendiciones que se reciben día a día.

Anónimo dijo...

Ese estado no puede ser conocido, pues es incognoscible, mucho menos comprendido por la razón cerebral, siempre dual. Pero es posible intuirlo si somos capaces de trascender esa razón y despertar la intuición superior, el intelecto puro, que es como un órgano que se encuentra adormecido en el hombre ordinario pero que puede despertar por la acción del símbolo, los ritos y los mitos, si somos capaces de dar cabida en nuestras mentes a tal posibilidad. Se trata de un estado inefable que sin embargo se puede experimentar gradualmente. “Aquí hay un proceso gradual de ‘pensar en voz alta’, en el cual, al desnudar al Yo, velo tras velo, de la contingencia, no queda nada, salvo el Abismo que es ‘ni así, ni así’, el Fundamento de la Unidad.