7 de octubre de 2010

El Verdadero dolor del Olvido



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“Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pero no rehacerse” (Tito Livio)

En ocasiones se siente que jamás olvidaremos algunas circunstancias de nuestra vida o a alguna persona en específico… y esta creencia nos arrastra a vivir una vez más en el drama de creer que el amor es algo perecedero, cuando por el contrario es infinito y jamás deja de existir… pero nuestro deseo de poseer, de controlar o nuestro propio apego nos imposibilita gozar de la plenitud de un amor real…


Nos quedamos anclados por mucho tiempo en situaciones dolorosas de tristeza extrema…al final lo que revivimos son nuestras propias heridas infantiles de “niños abandonados”, son ecos de historias que nos hemos creado en los primeros años de nuestra vida y que irremediablemente nuestra pareja como nuestro mejor espejo, nos reaviva la vieja herida que permanece latente en el centro de nuestro pecho… encadenándonos de esta manera a recuerdos y encadenando a la persona objeto de nuestras esperanzas insatisfechas… impidiendo nuestro avance con una aparente excusa… “el amor”.

Reconozco que no es fácil el proceso de sanar nuestras relaciones con nuestros padres, pero el beneficio que se obtiene es indescriptible…se siente la verdadera plenitud, el amar sin pensar que otro tiene que llenar nuestras ausencias o vacíos existenciales, el ser libre implica compromiso porque ya el otro no tiene el papel protagonista en mi vida… ahora soy yo la estrella principal de mi propia historia de amor y la voy creando en total expansión… amando sin expectativa de que el otro “me de algo” con la finalidad de “ser feliz” .

El asumir la responsabilidad requiere una gran fuerza de voluntad para estar con nosotros mismos y aceptar que si alguien ya no desea estar con nosotros no es que nos deje de amar… por el contrario ya cumplió su papel en nuestra vida y ahora en nosotros está el transformar alquímicamente el sentimiento para nuestro propio provecho… lo dejamos marchar tomando lo que nos dejo con amor y agradeciendo su presencia en nuestra vida, liberando la carga energética que implica el llorar todos los días, el mantener a una persona en nuestro pensamiento constantemente, entender que todo fluye que nada muere sólo se va transformando en algo más evolucionado, yo siempre me digo el amor mortal se convierte en un amor celestial…

El aceptar “la partida” de un amor es fluir con la vida… con el amor y por ende con Dios… es abrir las puertas celestiales para el torrente de amor infinito que fluye del centro de nuestro corazón hasta Dios…

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Con amor…Luz

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y cual es el verdadero dolor del olvido?...sin adornos logico-conceptuales?

Anónimo dijo...

Es todo un reto... bien aventurados sean aquellos que lo logren, los que aun esten en el camino que lo disfruten y los que no sean dado cuenta de su error que lo reconoscan... pero lo maravilloso es que esta la esperanza de comprenderlo algun dia.
eyling.

Unknown dijo...

En el transcurso de nuestra vida vamos superando etapas de crecimientos..como tambien
los distintos estadios de Amor...en las personas que nos lo brindaron..aprendiendo sufriendo..olvidando..hasta llegar al Gran Amor conformado por la union de un hombre y una mujer..sera el sustento de la raza..el unico Amor que nunca debemos dejar de amar es Dios nuestro creador..que nos lo pide siempre..